jueves, 21 de agosto de 2014

Retrospectiva del cineasta cubano Humberto Solás en Cineteca Uruguay

Organizada con el apoyo de CINEMATECA DE CUBA y el ICAIC.

Humberto Solás Borrego (La Habana, 1941-2008) es uno de los creadores mayores del cine cubano. Comienza a trabajar en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) en 1960 como mecanógrafo de la revista Cine Cubano, y luego se desempeña como productor, asistente de dirección y realizador de breves notas didáticas para la serie Enciclopedia Popular al que corresponde su corto Minerva traduce el mar (1962). Ese mismo año dirige su primer documental: Variaciones, en colaboración con Héctor Veitía, e incursiona al año siguiente en la ficción con el cortometraje El retrato, codirigido con Oscar Valdés. 

Solás, Licenciado en Historia en la Universidad de La Habana, con su primer largometraje, Lucía (1968), y su tema invariable de la mujer, la sociedad y el amor en tres momentos clave a lo largo de un siglo de ininterrumpidas luchas (1868, 1933 y 196…) concibió un tríptico de facetas femeninas en un intento por mostrar su evolución, conceptuado como un clásico del cine iberoamericano. Manuela (1966), antológico mediometraje, sería ubicable perfectamente a modo de «Lucía 1957». 

Fue capaz no solo de ofrecer su personalísima visión del título costumbrista más prominente de las letras cubanas en su controvertida Cecilia (1981), o de transmitir en Amada (1983) la atmósfera alienante y angustiosa en que languidece la esfinge delineada por el escritor Miguel de Carrión, sino de traducir en imágenes todo el barroquismo carpenteriano y dotar de vida a una Sofía arrastrada por el torbellino de acontecimientos de El Siglo de las Luces (1992). Como en el caso de Cecilia, en este acercamiento a la novela de Alejo Carpentier, es preferible la serie en tres capítulos y no la drástica reducción a 120 minutos. Antes, no había vacilado en polemizar con la contemporaneidad desde el pasado en Un hombre de éxito (1986). Por reivindicar el vapuleado melodrama como método para penetrar en la realidad, este cineasta cubano, calificado no pocas veces de «Visconti caribeño», ha sido incluso comparado con Antonioni por coincidir ambos en que las mujeres son más fuertes, más realistas, están más próximas a la naturaleza y son las primeras en adaptarse a los cambios.

Miel para Oshún (2001), road movie sobre el reencuentro de un hijo con su madre al cabo de los años, significó para él el descubrimiento del formato digital con todo lo que entraña en cuanto a la reducción del equipo. Sus ilimitadas posibilidades le condujeron a la fundación del Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara con el fin de estimular creaciones de bajo presupuesto. Su obra la cerraría tempranamente el filme coral Barrio Cuba (2005).

Luciano Castillo


PROGRAMA No. 1 (98 min.)
Minerva traduce el mar (15’)
El retrato (15’)
El acoso (27’)
Manuela (41’)

PROGRAMA No. 2 (160 min)
Lucía (160’)

PROGRAMA No. 3 (110 min)
Un día de noviembre (110’)

PROGRAMA No. 4 (129 min)
Cantata de Chile (119’)
Nacer en Leningrado (10’)

PROGRAMA No. 5 (120 min)
Cecilia (120’)

PROGRAMA No. 6 (150 min)
Amada (105’)

PROGRAMA No. 7 (137 min.)
Un hombre de éxito (116’)
Obataleo (11’)

PROGRAMA No. 8 (120 min.)
El siglo de las luces (120’)

PROGRAMA No. 9 (115 min)
Miel para Oshún (115’)

PROGRAMA No. 10 (131 min)
Barrio Cuba (106’)
Adela (15’)

PROGRAMA No. 11 (111 min)
Humberto (111’)

PROGRAMA No. 12 (97 min)
Wifredo Lam (45')
Simparelé (30')
Crear dos, tres... (8')
Variaciones (14')